Lo que pasó

Desaparecida, no. Sólo stand by.
En realidad, estaba esperando que me retornaran las ganas de continuar relatando mis vacaciones, subiendo alguna foto de los indios Cherokee en las Smoky Mountains, o retratando este palacete que fui a visitar en Ashville, NC. Pero en realidad, nada de eso importa mucho.

Es como si me hubiese sucedido en otra vida.

O sea, sí, es lo que sospechan. Luego de lindas vacaciones, el último día, en el aeropuerto, luego de dejar las maletas en el counter, minutos antes de subir al avión, me acordé que tenía que terminar con Walter.

Voy a tratar de explicar algo.

Cuando regresé de CA, pensé que había quedado una conversa pendiente. Sobre nuestro futuro, claro. Luego de un rato, pensé que no había nada pendiente, que en realidad no me importaba tanto el tema, que todo estaba bien así. Pero cuando lo volví a ver en Atlanta, luego de seis días juntos - Halloween y calabaza incluidos - , me di cuenta que no me daba lo mismo. Yo quería más.
En realidad, yo lo quería más de lo que quería reconocer.
Y yo creo que el también me quería, pero estoy lo suficientemente crecidita como para saber que el amor es condición necesaria pero no suficiente. Y me di cuenta que nos faltaban varios de éstos anexos para completar el "suficiente". Y me dio lata pensar en volver a Chile, seguir a punta de e-mail rascas, llamadas picantes, y todos esos recursos charchas de los que - según siento ahora -, estaba hecha nuestra "relación". No way. Esto se acababa aquí.
Y así fue.

Tal vez alguna vez relate el episodio. Ahora no quiero. Me da lata.

La primera semana luego de mi regreso, me sentí ALIVIADA. Liviana, extrañamente contenta, liberada. La segunda semana me bajó la pena, no con cuática, pero sí una razonable y civilizada tristeza. Mal que mal, estaba de duelo.

No se si todavía lo estoy.

Lo que sí es seguro es que me siento bien. Se que hice lo correcto. Y siento algo de orgullo por la forma en que guié las cosas. Me siento más grande.
Me siento bien.

Han pasado muchas cosas desde entonces, casi todas buenas.
Y una lección: he sentido, por un segundo, que uno a veces SÍ tiene el control de su destino, el poder de hacer de tu vida algo bueno.

Life is beautiful.

Schell Haus

Y llegamos. Estábamos cansados. Y parece que un poco sedientos también, ya que esa noche nos despachamos un Cono Sur Gewürztraminer 2003 de Casablanca (me lo tomé casi todo yo, estaba delicioso!!), un Pinot Noir de K-J La Crema (Sonoma), y un par de copas de un Casa Silva Carmenere Gran Reserva 2004...
Sólo diré que a Walter los vinos le hicieron mejor que los martinis en San Francisco. Mucho mejor.
Y a mí también.
El habló. Y yo vi el futuro. 

Table Rock

El primer avistamiento de las montañas. Los Apalaches reciben distintos nombres, dependiendo del estado en donde se encuentren. Esto es South Carolina, y aquí reciben el nombre de Blue Ridge Mountain.
Ya íbamos un poco cansados, y la temperatura empezó a descender rápidamente. Había que llegar pronto a destino. 

Camino a los Apalaches

Las montañas Apalaches cruzan varios estados de USA: Georgia, las Carolinas y Virgina. Aquí, un lago que se encuentra pasado el límite entre Georgia y South Carolina, en el camino a las montañas. Fue una linda tarde de otoño. Sólo paramos de pasadita a tomarnos unas chelas - el viaje era largo, unas 3,5 horas...
El inicio del mejor paseo de mis últimos 4 años... 

Atlantic Station

Ella es Roslin. La afroamericana más simpática que conocí en Atlanta. Debe ser por su sorprendente rapidez en llevarme primero una copa de White Zinfandel de Beringer, y luego un Cosmopolitan. Como sea, este es el bar más entretenido al que fui en Atlanta: la comida era exquisita, buena carta de vinos, la música EXCELENTE (mucho Seal), una decoración post-moderna top... en fin, el lugar era bastante ondero, y eso que acababa de ser inaugurado el día anterior!!!

Suertudo

Este otro estaba bien simpático también. Debo decir que Little Five Points es como el sector alternativo de Atlanta: mucho tatuaje, artistas, salas de concierto, tiendas raras. la verdad es que el paseo estuvo interesante, pero luego de un rato puedes llegar a asustarte. Todo se parece demasiado a una película de zombies... 

Imperdible

En vísperas de la ya mencionada celebración, nos metimos a buscar disfraces a este antro. IM-PRE-SIO-NAN-TE.
Cualquier tipo de disfraz. CUALQUIERA.
Ataques de risas varios, y algunas probaditas. Esta gente está loca. 

Tipping

A éste se le olvidó dejar propina en el Vortex... 

Vortex

O la picá de burgers más top de Five Little Points. Como estábamos en vísperas de Halloween, correspondía. Mi segunda vez acá. La primera, mejor no me acuerdo (ad-hoc al lugar, fue de thriller). 

Corresponsal desde Atlanta

Por 2 minutos, me convertí en la segunda chilena en ser mujer-ancla de CNN (Chechi, cómo te quedó el ojo!!!)... lo que pasa es que los cuarteles generales de la CNN se encuentran en Atlanta (también transmiten desde New York y Los Angeles), y por módicos U$10 se puede tomar un tour por sus instalaciones y ver a los "rostros" en acción. Bastante impresionante. 

Bienvenida

Con estas tres rozas y un abrazo en el Aeropuerto, el mundo cambió de color por 6 días. 

Volando a Atlanta

Las nubes se veian increíbles ese día. Una sensación irreal. Y yo iba un poco triste. 

Cielo GCT

Ya se la que la foto no salió muy bien, pero... cómo capturar a todas las constelaciones del cielo pintadas en el techo de GCT, con sus estrellas más importantes brillando a plena luz del día? Difícil... 

Hall Gran Central Terminal

Una de las entradas - o salidas - de GCT da hacia la ultrafamosa Park Avenue, lugar donde nos encontramos con el Valderbilt Hall. Aquí, la pureza arquitectónica pasa a un segundo lugar, para dejar el protagonismo en manos de la magnífica opulencia de un amplio espacio coronado por un cielo de tallados doseles blancos, desde el cual pende una sucesión de lámparas como las de la foto. Tratando de encontrar el mejor ángulo, camino y pienso que - aunque no es mi clase de lugar favorito -, tendría que vivir en esta ciudad unos 40 años y pasar por acá todos los días, antes de que me dejara de impresionar la belleza de este lugar. Y me parece bacán que algo así pueda ser gozado y admirado por el que quiera entrar o salir de GCT, sin siquiera tener la intención de tomar un tren... 

Gran Central Terminal

O uno de los centros neurálgicos de NYC, Gran Central es un imperdible, un destino por sí sólo. No es sólo la estación de trenes que interconecta Manhattan con Queens, Long Island, Brooklyn y el Bronx, sino que además concentra gran cantidad de restaurantes de primer nivel, un Mercado infinitamente variado, varias tiendas de renombre y otras más anónimas pero no por ello menos originales. Al centro de la foto, se alcanza a divisar su famoso reloj de cuatro caras, debajo del cual se encuentra puestos de información - muy salvadores y con información increíblemente variada, si es que pillas de humor al informante de turno -. Es un espacio inmenso, luminoso, con anchas escalas de mármol y gente muy apurada corriendo de un terminal a otro, a veces chocándote bruscamente. No engañarse acá, no estamos en California, donde en general, la amabilidad es parte del trato diario de la gente. Acá hay un dicho, y es que los new yorkers trabajan fuerte, y juegan fuerte. Acá, la vida lleva otra velocidad... la de la ciudad de Frank Sinatra, que nunca duerme. 

Hall Chrysler

Esta es una vista del Hall, que abarca también parte del techo. La iluminación interior es soberbia; realza todos los espacios y tiene un sentido estético increíble, muy purista arquitectónicamente hablando, ya que privilegia la sobriedad de los volúmenes y juegos geométricos por sobre otros recursos visuales recargados. Magnífico.

Cielo Chrysler

Esta foto es del cielo del Hall del Chrysler. Esta pintura - la cual fue recientemente resaturada - es un tributo a los obreros que trabajaron en su construcción, fundiendo toneladas y toneladas de acero para poder darle vida a su espectacular cúpula. 

Chrysler Building

Para muchos, este es el rascacielos favorito de la Gran Manzana. Y debo confesar que para mí también. Fue construido a pedido del magnate automotriz del mismo nombre y en su tiempo - no me pregunten el año -, fue el edificio más alto de New York, condición que le duró muy poco ya que sólo meses después el título se lo adjudicó el inigualable Empire State... quien luego fue relevado de esta condición por las extintas Twin Towers. En resumidas cuentas, el Empire State es, hoy en día, el edificio más alto de New York. Eso, hasta que estén concluidos los nuevos edificios del Memorial que se están levantando en la Zona Zero en reemplazo del World Trade Center. Pero han tenido tantas peleas para ponerse de acuerdo con la maqueta final, que habrá que esperar un buen rato antes que el edificio de la escena final de Slepless in Seatle (yo y mi fijación con la Meg Ryan) sea destronado nuevamente.
Volviendo al Chrysler, su cúpula de acero lo hace destacarse y brillar incesantemente en un día soleado. Pero esta vez me tocó un nublado día de otoño a mi llegada, que casi se transforma en lluvia. Cómo puede una fanática de Sex & the City como yo pasearse en frente de él sin creerse la Carrie Bradshaw...(ridículaaaaaaaaaaa)
La única lata es que esta preciosidad no cuenta con tours para turistas - como sí lo hace el Empire State Building -, así es que me tuve que contentar sólo con estas fotos exteriores y con un corto recorrido por su hall...

Llegué

Sip, ya estoy de vuelta.
La verdad es que me ha costado sentarme a retomar el posteo, y no porque se me haya acabado la inspiración. Es todo lo contrario.
Estoy demasiado llena de cosas que contar, de sentimientos que expresar, y, aún, de emociones contenidas. Sip, yo cebolla otra vez.
Trataré de ir dosificando algunas cosas. No quiero que absolutamente ninguna historia pierda su valor. Son todas demasiado power.

Cómo empiezo?
Creo que por el principio.
Dejando de lado la pega, creo que han sido las mejores vacaciones desde el verano de 2001, cuando descubrí Futa.

OK, recién empiezo a tomar el aliento.