Y dale con la tontera

Desde hace algunos días - un par de semanas -, ando estúpidamente alegre, de buen ánimo y feliz por la vida, sin razón aparente. Es como si yo fuera al revés de los cristianos, y el otoño fuese mi primavera y toda la reactivación, buen ánimo y sensibilidad aflorara en mí en esta época.
El frío me reactiva, eso siempre lo he sabido. Sobre todo, es como si la necesidad de calentar el cuerpo pusiera a funcionar toda mi inventiva para incrementar mi vida social, los happy hours y las posibilidades de encontrar a un buen candidato a scaldasono.

En fin, este weekend no será la excepción, y junto a mi amiguis Fa planeamos una buena reunión pseudoprofesional en mi ex-casa, donde espero reencontrarme con una versión mejorada (si eso es posible) y en moreno de A, y a otro niñito del que me enamoré instantáneamente el año pasado en una reunión social-de pega.

Yo no se que les pasa a mis hormonas. Demasiada Diana Krall ("From this moment on").

Y fue un amor perfecto

O sea, sin posibilidad de decepción o dolor.
Fugaz como una noche y sin verse nunca más.

Ahora que lo pienso, es como encender un fósforo: primero fricción, luego un estallido, luego combustión. Hasta donde dure el fósforo, que obviamente al final se consume, se apaga, a falta de más material combustible.

Pero la luz, por un instante, fue muy linda.

Me enamoré otra vez

Y a primera vista.
Así no más fue.
Me enamoré el jueves 31 de mayo de 2007.
O tal vez ya era el viernes 01 de junio?