Sunday, July 31, 2005

Moraleja

Me pasa algo raro.
Desde que tengo uso de razón, y tal vez debido al famoso síndrome de "hija del medio" - o hermana sandwich -, siempre me las he arreglado para resolver mis problemas sola, sin pedir ayuda ni contar nunca mis problemas ni preocupaciones más profundas. Sólo una vez rompí esa regla - autoimpuesta en forma involuntaria, desde chica me lavaron el cerebro con la frase "tú puedes" -, y fue durante la única vez que me ví realmente sobrepasada. Y fue bueno pedir ayuda.

Pero siempre siempre guardo mis más profundas preocupaciones para mí misma, y a veces las cuento una vez que he resuelto el problema yo sola, contando la historia sólo en forma anecdótica y sin grandes detalles. Es que realmente siento que la solución la debo buscar yo, y que no saco nada con compartir mi preocupación con gente que objetivamente no puede ayudarme y que - porque me quiere - se preocupará tanto por mí que finalmente ellos se trasformarán en una carga en lugar de ayuda, al estar yo conciente de su preocupación por mí. Prefiero bancármelas sola. Siempre ha sido así y no tengo ningún reclamo al respecto.

Pero ahora me sentí desprotegida. Esta situación del sicopateo me tiene complicada. Me siento casi tan impotente como Aynna cuando le agarraron la pechuga en el metro. Se quien me agredió, pero no puedo hacer nada. O sea, así era como pensaba hasta ayer, que decidí hacer algo al respecto.

No se si hice bien o mal. Sólo me defendí.
Pero pasó algo más conmigo, rompí un patrón de conducta. Le conté a mi familia.
No se bien por qué, pero creo que necesito su apoyo en ésto. Me pregunto si me estaré volviendo muy mamona, o si sólo necesitaba pensar en voz alta y recibir un poco de reafirmación. Querría haber escuchado la opinión de mi papá, pero él no se pronunció al respecto. Me he dado cuenta lo mucho que me importa su opinión de hombre criterioso, con principios, con experiencia. Mi mamá opinó consecuentemente alinéandose conmigo, proponiendo soluciones. Pero las escuché con mi hermana conversar en la cocina. Mi hermana le decía que estaba sorprendida por lo mucho que me había afectado la situación.
Puchas, no se, me siento insegura!!! y no estoy acostumbrada a sentirme así...

La situación me parece grave. Hay un matrimonio de por medio. Hay alguien que me siente como amenaza, y hay varias cosas que no encajan bien en esta historia. Al parecer, tomé a la ligera las posibles motivaciones, las reales causas de lo que está pasando. Y estoy confundida.
Ayer estaba asustada y enrrabiada, pero hoy ya se me pasó. Pero porque hice algo al respecto, porque me defendí.
Hoy estoy viendo con más claridad.
Me enojé seriamente con alguien que me dio su opinión sobre criticando mi actuación. Primero, porque no se la pedí. Segundo, porque sentí que tuvo cero empatía con mis sentimientos y cree que todo debe ser evaluado y calculado y actuado en forma más cínica y light. Casi que me palanqueara a esta mina. Para mí el tema es serio, y no me hace ninguna gracia saber que una loca anda suelta sicopateándome impunemente. No empeoraré la situación provocándola ni dándomelas de chorita.
Pero me di cuenta que, a pesar que el tema es serio, yo no tengo ninguna culpa ni deuda pendiente con nadie, que justifique el tragarme estoicamente estos cobardes llamados.

Estoy, poco a poco, empenzando a abrir los ojos a la realidad. Es cierto, mi reacción instintiva es casi siempre de espanto, de incredulidad ante las peladas de cable de otros. Pero la vida parece que está también hecha de cosas así, y aunque uno no lo quiera ni lo busque, a veces nos va a tocar lidiar con situaciones fuertes, límite, no ideales, duras, crudas.
Como autocrítica, debo decir que suelo andar por la vida con la convicción que si nada malo hago, nada malo me tocará. Obviamente es una parada bastante irreal e infantil, es querer protegerse y encerrarse en una burbuja, en un mundo de Hello Kitty donde no hay cabida a cosas feas, raras, turbias, imperfectas.
Hoy sentí que mi postura está cambiando. Me espanto y me inquieto ante estas situaciones, pero estoy aprendiendo a procesarlas, a incorporarlas, a asumirlas en una forma más práctica y sana, no en una postura tan radical e irreal como hasta ahora lo he venido haciendo.
La mierda existe, pero no significa que nos tengamos que acostumbrar a su olor ni mucho menos que nos guste. Es sólo no hacer tanto escándalo cuando la vemos aparecer por ahí, y andar con cuidado para que no nos salpique.

No se, a veces pienso que soy muy grave y radical en mi postura hacia la vida y hacia las personas. Me cuesta ver matices, perdonar imperfecciones. Me cuesta mucho ser flexible conmigo misma, aunque he ido progresando en ese plano.
Mis juicios aún suelen ser brutales y perentorios, en un primer momento.

Me doy cuenta también que, vez que sucede algo malo, lo primero que hago es ver de inmediato mi posible responsabilidad en ello, y suelo magnificarla y culparme por ello. Soy muy poco condescendiente conmigo misma.

Así es que lo primero que haré será dejar de pensar si reaccioné mal o bien ante este episodio. Hice lo que me pareció y punto. No creo que haya estado tan mal tampoco. Y demos vuelta la página. Opiniones habrán siempre, para todos los gustos, y ahí si que mi opción la tomé hace rato. Mi vida es mía y actuaré en conciencia, no para el resto.

1 Comments:

Blogger Oscar said...

Creo que hiciste bien. Ese tipo de agresiones no pueden ser y hay que pararlas de una.
Creo que tu ex, tiene la palabra.

11:03 PM  

Post a Comment

<< Home

PPH
PPH