Bien

Ya, poco a poco vuelvo a la realidad.
La emoción me ha tenido en estado alfa estos dos últimos días pero creo que es tiempo de empezar a aterrizar.
Ha sido un cambio cualitativo, sí. Pero todo exteriormente sigue igual.
Yo me siento diferente, de eso no hay duda. Sólo quería disfrutar un ratito de mi nueva condición asumida, sin que el fantasma de la realidad con todos sus toscos detalles encendiera la señal de CAUTION.
Qué hay de malo con soñar un ratito...

Ehhh, yo misma debería responder esa pregunta, a decir verdad.

Pero bue. A nadie le hace mal una ilusión después de todo. La vida siempre se encarga - tarde o temprano - de poner las cosas en su lugar.
Y como yo misma me vengo diciendo, hay que vivir el presente. Y mi presente en estos días ha sido esta sintonía que me envuelve.
Pero mi cotidianeidad empieza a invadirlo todo de nuevo, y mi presente se transforma. Y está bien que así sea. A cada día su afán.
Por lo menos la maratón-de-fin-de-semana se acabó. Qué alivio.

Este finde me quedo en casita, ayudando a la fiestoca de celebración de Fa por su bien aprobado examen.
También quiero cuidar de mi vieja, la pobre se cayó escalera abajo en el metro y anda toda machucadita.
También voy a hacer mis tareas de english que las tengo medio botadas.
También tendremos beauty-day mañana. Tamos bien flojitas.
Y viene un amigo de Conce de visita. Ese flaco se las trae eso sí. CAUTION

Y... qué más?

Ahhhhhhh, muy importante. Tirarse en la cama a mirar el techo escuchando la música apropiada. Quizá ordenar el closet, y aprovechar de terminar de deshacer el bolso del finde pasado.
Patitas calentitas y leerse El Mercurio completo sábado y domingo.
Y regalonear con mis perritos.
Y arrendar algunas buenas pelis.
Y apagar el teléfono.
Y trotar también, antes que se oxide la maquinita.

Tiempo. Qué curioso, siento que nuevamente vuelve a jugar a mi favor.