Tuesday, July 19, 2005

Desmotivación

El domingo emprendí el regreso temprano a casa. En el camino me invadió una sensación de desgano, que en principio atribuí a mi desconexión momentánea del mundo y a la recién relatada anti-cita.
Pero no.
Me conozco, hay algo detrás de esto.
Paré en un Pronto. Llamé a A. Necesitaba hablar. El es el único que puede, que sabe escucharme.
Es el único de quien me interesa su opinión en esas materias indefinidas e inasibles de mi yo.
Estaba encerrado y solo en casa, se quebró la clavícula andando en moto. Había prometido ir a verlo, así es que le anuncié mi arribo.
Llego, me sale a recibir.
Lo veo, todo vendado, con cabestrillo... y me baja una pena-ternura al verlo ahí solito, día domingo, machucado, sólo acompañado de sus perros en la casa paterna. Lo miro, lo abrazo, tratando de no lastimarlo.
Entramos a la casa por la ventana de su pieza. Todo un caos, la cama sin hacer. Nos vamos al living pero - como lo conozco - noto que tiene tuto y frío, había dormido mal la noche anterior producto de los dolores. Así es que le propongo ordenar su dormitorio, hacer la cama, y tirarnos a hacer zapping en el TV cable/hacer tuto. Como en los viejos tiempos.
Ordeno, recojo, hago la cama. Me gustó hacerlo por él. Yo, que mi hermano casi se infarta cuando me ve lavar un plato, estaba ahí feliz de poder ayudarlo. A él, que nunca pide ayuda.
Con todo ordenado, nos tiramos en la cama a ver los planos de su casa, que van en la versión Nº 500 de tantas veces que los ha cambiado. Me explica en detalle m2, largos, altos, desniveles, materiales, etapas, vistas, etc, etc, etc.
A continuación, sintonizo un canal, nos ponemos a ver TV. Uno de sus perritos regalones empieza a hacer sonidos desde la ventana, no me resito, la abro, le empiezo a hacer cariño. Le pregunto a A si es muy desastroso y finalmente lo dejamos hacernos compañía.
Luego de un rato, A duerme errollado como un gusanito. Yo, viendo TV, tapada al lado de él, me siento mejor.
A despierta, comienza otra película, "Cuatro bodas y un funeral". Los dos, muy entretenidos viendo la película, riéndonos de lo fome de las fiestas inglesas y lo horroroso de los trajes de novia que aparecían.
Me da hambre, A está a dieta, por lo que la nana sólo había dejado en el refri ensaladas y kiwis... qué significa ésto! reclamé yo la muy patuda... no había almorzado porque no me dieron ganas y ahora estaba con una sonajera fenomenal de tripas... pero me comí una manzana sin chistar, no tenía ganas de llegar todavía a casa.
Me sentía demasiado bien ahí en su compañía. En silencio o conversando. Durmiendo o viendo pelis.
Luego de un rato, como rito institucionalizado entre nosotros, él comienza con sus preguntas inocentes. Son preguntas inofensivas, delicadas, no frontales, mi tipo de invitación preferida.
Y empiezo a relatar mi cotidianeidad. Empiezo a desenrrollar la madeja.
Hasta que llegué al foco de mi molestia, de esa sensación que me persigue desde hace un rato, pero que sólo se hizo patente y evidente luego de ese simple ejercicio que tan bien realiza A con mi personilla.
Y me doy cuenta que esta sensación es una constante en mi vida desde hace ya harto rato. Él lo sabe, ya me ha visto así antes. A veces creo que se exaspera tanto como yo de que aún sea un tema no resuelto en mí.
Mi sensación de vacío, de insatisfacción profesional/personal.
Es curioso verlo así, tan clarito, yo que siempre creo que mis prioridades top están en el plano sentimental.
No es raro que me aboque a ese aspecto por creer que puede compensar lo otro.
Creo seriamente que mis más grandes esfuerzos han sido, LEJOS, en el plano profesional/laboral, mucho más que cualquier otro ámbito. Ahí si que me exijo, ahí si que no me doy tregua. Pero aún sigo en la búsqueda de la forma de expresar al máximo mi potencial en algo que me apasione y en lo que pueda poner lo mejor de mis conocimientos y experiencia.
Pero todavía no alcanzo ese punto.
Y siento la necesidad de concretar pronto esa área, de tomar el rumbo definitivo en ese plano.
Ahí nace mi inquietud.
He tratado, por Dios que he tratado. Pero algo falta todavía. Estoy tomando sólo un receso, esperando a ver si las cosas se presentan más favorables en forma natural, sin tener que empujar tanto como lo he venido haciendo.
Aparecen otras ofertas de pega, pero nada que me entusiasme más que lo que actualmente tengo.
Necesito un desafío, estoy pasiva, me siento estancada, poco motivada.
Hace mucho rato que no hay una razón para despertarse entusiasmada, por el motivo que sea. Siento que mis estados de ánimo están manejados por circunstancias sobre las que no tengo ningún control.
Echo de menos oír a ese motor interno rugir a mil revoluciones, a ese trabajar sin mirar el reloj, entusiasmada, motivada, contenta, aportando, mejorando, creciendo.
No quiero estancarme. No quiero dejar de crecer. No quiero un día igual al otro.
Quiero la sorpresa de vuelta.
Quiero la urgencia, quiero los plazos, la adrenalina.

Dame una guerra donde luchar
Dame una meta donde llegar
dame un motivo
dame una idea
Pero dame algo en que pensar

Eso era. Ni yo sabía que esta situación me tenía tan achacada, ya no tenía conciencia de ella.

A aún tiene ese espejo donde necesito verme de vez en cuando.
Y me gusta que así sea. No importa cómo, ni cuándo, ni hace cuánto no nos veamos.
Hay un vínculo que no se corta, cuyo nombre aún no ha sido inventado.
Pero estoy feliz que exista, que sea así.
Es tan raro... empiezo a hablar, a explicarle, y siento unas ganas tremendas de llorar, de mostrar mi debilidad, mi miedo, mis temores. Sentirme vulnerable ante alguien que me pueda contener.
Es que lo que más me sorprende es lo inconciente que he estado de estos sentimientos, y que sólo puedo verlos/reconocerlos/enfrentarlos con él, en su presencia. No me pasa con nadie más. No confío en nadie más.

Llegué a su casa a las 15:30pm. Me fui de ahí a las 10:30pm, sólo porque tenía que llegar a la mía. No me habría movido de ahí hasta el día siguiente. Él lo sabía, me invitó a quedarme. Y yo... bueno, la pensé, pero finalmente agarré mis monitos y me retiré sabiamente - según yo.

Pero me mandó un foto el lunes. Él cuando baby, con una chupalla de paja, en un bote, en el lago.
Aquí está impresa, mirándome desde mi escritorio.

Me gusta mirar esa cara de niñito, observarlo cuando era feliz y las durezas de la vida aún no lo habían tocado.

Gracias por él.

2 Comments:

Blogger SebastiandelaGente said...

Ehhhhh
Lo de la anti-cita... suele suceder...
Cuando me han hecho citas a ciegas, me gusta pasarlo bien... tener temas interesantes, reírme y hacer reir a la otra persona, aunque declaro que NO ME GUSTAN LAS BLIND DATES, pero lo he pasado bien cuando las he tenido, de hecho ahora en BCN tuve una y Lucía fué a toda raja... además era muy maja.
Quiero saber de vinos (pero no para andar quebrándome y carteleándome, quiero saber para poder gozarlo... soy un gozador) ... no se nada, a las catas de vino voy a puro curarme... una vez fue Pascual Ibañez a nuestro curso en la U y nos hizo una... obvio que los pelusones terminamos volteados... éramos (somos) muy "rascas". Eeeeehhh alguna recomendación???
Donde está tu campo de "operaciones"???

8:13 PM  
Blogger Pinot Noir said...

Querido SDLG, me parece que ud. anda tras un "wine educator". En Stgo hay un grupo - The Wine School - que da clases bien interesantes, incluso enseñan a hacer vino y no se necesitan conocimientos previos.
www.thewineschool.cl. En El Mundo del Vino (Isidora Goyenechea casi al llegar a Vitacura) hay degustaciones gratis de la viña de turno casi todos los fines de semana. Tb está la escuela de sommeliers - son medios grupientos, eso sí...- y creo que la CAV (www.lacav.cl) tb tiene cursos. En cuanto a mí, hago cursos de catas a grupos cerrados pero por el momento estoy lejitos de stgo, excepto pa' los carretes...
Espero que te sirvan los datitos!
besos
BA

10:14 PM  

Post a Comment

<< Home

PPH
PPH