Malditas hormonas

Puchas, parece que ando con SPM heavy. Ando super sensible, todo lo que me dicen me parece mal y hoy le grité bastante fuerte - ni una mala palabra eso sí - a una señora que retrocediendo, no se percató que yo estaba detrás, por más que le toqué la bocina - para que parara de retroceder, no de pesada porque estuviera para obstaculizando el tráfico, que de hecho era lo que estaba haciendo -, y paf!!!!!!! me topó. Por suerte no me abolló. Pero me bajé del auto a constatar el daño, y como éste fue casi nada, sólo me limité a "decirle en voz alta" que no podía retroceder cuando había un auto detrás, por mucho que se quisiera estacionar - en un lugar indebido más encima -. Luego, regresé a mi auto, y como no se daba por enterada y parecía querer pasar nuevamente sobre mí en su insistencia por estacionarse - sin contar a los autos detrás mío bocineándome para que avanzara -, le grito (sip, qué verguenza, esa fui yo):

"SALGA DE AHÍ POR FAVOR!!!!"

La verdad, yo estaba tan indignada que no medí mi volumen, pero inmediatamente fui conciente de unas personas en la vereda que se daban vuelta a ver qué pasaba. Chuatas, qué lata, no soy perfecta, fue reacción instintiva. Pero ella fue muy "tontorrona", por decir lo menos. Qué hacer, sólo perdonarme.
Ayer, coordinando una reunión - tarea que ha resultado de lo más difícil y latera -, me topé con un inepto burocrático sin ninguna gana de ayudarme en mi cometido, y me sorprendí a mí misma alzando la voz - había más gente en la oficina además de mi partner - y hablándole golpeado, francamente ofuscada por la poca cooperación, cuando mi partner me mira y me hace un gesto como "no te enojes, no vale la pena". Caché al tiro, me controlé, y llevé más o menos a buen término la conversa. Parece que mi interlocutor finalmente se asustó con la energúmena que tenía en línea y decidió cooperar. Más le valía, je.
Y, para coronarla, mi compañero de oficina que se empeña en buscarme la camorra con sus sutileza encubiertas.
Yo tengo una pizarra acrílica donde suelo esquematizar mis actividades. En su borde inferior empecé a trazar una rayita vertical por cada cosa que me decía que me molestaba/ofendía/dolía. Yo no tengo rollo con las críticas, de hecho soy muy autocrítica e introspectiva - no se nota mucho, no?. Y él es una persona inteligente e íntegra, que se ha ganado mi respeto. Por eso me importa su opinión sobre mis cosas. Le tengo confianza y lo respeto bastante - lo cual es una gran cosa viniendo de mí.
Pero hoy era mi día de furia, y junto con su última pesadez, trazé la última rayita que me cabía a lo largo de la pequeña pizarra. Eso significa

ENOUGH!!!

Él lo sabe. Y yo se que no lo hizo en mala. La idea de las rayitas se me ocurrió como una forma de señalarle que lo que había dicho/hecho me había afectado negativamente, sin necesidad de ponderme grave tampoco. Él suele ser muy sarcástico - aunque muy acertivo - en sus comentarios, pero también le gusta enrrostrarme con rudeza las realidades, las posibilidades malas. Son raros en él los comentarios esperanzadores o tira p'a rriba, no se con certeza por qué. Con las rayitas, él podría tener una idea de mi sensibilidad hacia sus actitudes y comentarios, y tal vez un poco de consideración "considerando" que ya se le estaba acabando el espacio.
Pero no la tuvo. Y me dio lata. Y me empezó a hablar, y no le contesté. Y se enojó, y salió de la oficina diciendo que si yo me quería poner pesada, él podía serlo el triple si se lo proponía. Y le creo. Y me da rabia que sea así.
En la oficina dicen que parecemos matrimonio, nos vemos las caras todos los días un promedio de 5 horas al día. Hablamos, nos reímos, nos enojamos, trabajamos. Bueno, ahora nos enojamos. Pero a mí no me gusta estar enojada. Por otro lado pienso que no corresponde, no tenemos ninguna obligación de convivir sanamente ni en armonía. Es sólo que era más entretenido así.
Yo no soy rencorosa, no fue falta grave, y ya se me pasó. Espero que a él también.
A fin de mes nos cambiamos a otro edificio, y ya no compartiremos oficina. Yo estaré sola. Cuatro paredes, el techo, el suelo y yo. Creo que lo voy a echar de menos. Él me llama por el sobrenombre que usan conmigo sólo mi familia. Lo siento parte de. El es super considerado, me trae minerales con sabor a limón y yo le compro chocolates. Siempre organiza las celebraciones en la oficina, se preocupa por las secretarias, les conversa y les pregunta cómo están. Es una buena persona. Toma tiempo conocerlo, eso sí, y a él tampoco le interesa que lo conozcan las personas que él no considera dignas de interés. Es un ejemplar digno de estudio.
Si ese hombre hablara, estoy frita...
Y me acuerdo y no se por qué pero me da pena otra vez.
MALDITAS HORMONAS!!!!!!!!!!