Voy a ser mamá

Cuento corto que nos abuenamos con A.
Luego de la llamada, me invitó a almorzar al día siguiente.
Me decidí por nuestro restaurant favorito, lo dejé pagar la cuenta (me costó pero lo hice), y luego nos fuimos al sitio a ver cómo van los avances de la casa.
Me presentó a los nuevos integrantes de su familia perruna. 3 nuevos rottweilercitos, lindos como unos ositos, cabezones, peludos y malgenio. Tienen un mes y ya pesan como 2,5 kg!

Los sacamos a pasear. Había uno que se acercó a mí desde el primer momento; lo agarré y lo tomé en brazos, mientras A tomaba a los otros dos. Subimos hasta la casa y los dejamos jugar un rato, mientras A supervisaba los avances de la obra. Pero el que yo llevé siempre volvía a mí a mordisquear mis pantalones, luego se alejaba, empezaba a lloriquear de hambre un rato (succionan a su madre todo el día), a continuación se enojaba y empezaba a gruñir, y nuevamente volvía a mí para seguir mordisqueando mis pantalones. Temperamental el oso chico. Luego bajamos caminando; al principio la bola peluda reclamaba para que lo volviera a tomar en brazos, pero no le di en el gusto; rezongó hasta que se le pasó la maña y aceptó de buen grado a bajar caminando. Y me maravilló que me hiciera caso. En realidad, es lo más parecido a educar que yo había hecho hasta ese momento.
Y me enamoré del peludo-malgenio que me hizo caso.
Y parece que voy a ser mamá por primera vez, de MI propio perrito (los otros eran de mis hermanos).

Y yo miro a esta bola cabezona peluda y se parece a su padre, por lo malgenio. Lo sigo observando, y se parece a mí, por lo mañoso y temperamental. Y lo sigo observando y me doy cuenta que es inteligente, fuerte y decidido. Y lindo. Y tierno. Y me encanta. Y va a ser MÍO!!!

Ja, finalmente tendremos un vínculo (tangible) con A. Seremos padres de Mateo.