Tuesday, April 18, 2006

Así no se puede trabajar II

A: Cómo estai?
P: Bien, y a tí como te ha ido...
A: Bien, ahí estamos, dándole. Toy poniéndole techo a la casa, vengo llegando de un paseo en moto a Mendoza, en abril parto a Machu Pichu y en julio a Brasil. Y en agosto voy a Washington a ver algunos juguetitos para la niña.
P: Súper.

Silencio. A se acerca para saludar a Pepinot de beso. Gesto raro, luego de tanto rato y saludarse a la mitad...

P: Disculpa, no tengo silla, te voy a buscar una...
A: No, se se moleste, así no más.
P: Por favor, insisto, vuelvo altiro...

Pepinot sale tropezando con sus colegas sapos del cubículo del lado, furiosamente en búsqueda de una silla. Entra a la oficina de la secre y le dirige una mirada de desesperación.

Secre: No me diga nada Señorita Pepinot, entró, saludó, dejó un cheque, y salió directo a su oficina, ni siquiera preguntó si ud. estaba....
P: OK, Jesi, yo me hago cargo.
Pepinot sale a la rastra con su silla. Llega a su escritorio, un poco más calmada. Se sienta. Lo mira. A la mira, divertido.
Hablan de intrascendencias, de pega, moto, viajes. Todo muy polite. Es que ellos son gente muy educada, no faltaba más.

P: Y qué hiciste el finde?
A: Nada, tranquilito. Me fui a Vichu con mi vieja. Trabajé el viernes. Y tú? para dónde partiste?
P: Me fui a la playa.
A: Sola?
P: Sola.
A: Mira tú.
P: Te llegó la invitación?
A: Ah, sí, para el seminario. Es hoy, no?
P: No, el miércoles. Charly invitó a todos los clientes del depto, tú sabes.
A: Ya... bueno, ahí veo...
P: Ya...
A: Bueno, y? sigues buscando pega?
Pause (3-4 segundos sin que ninguno de los dos hable. Contacto visual agresivo-defensivo-interrogante)
P: Si po, como siempre
A: Chuuuuta niñita, hasta cuándo no te quedas quieta...
Pause
P: Bueno así soy, tú sabes
Pause
A: Bueno, y? cuándo te casas?
Pause (Pepinot sin habla)
Pause (Pepinot tratando de hablar)
Pause (Pepinot balbuceando algo ininteligible)
P:... ehh... QUÉ? (risa forzada-confundida), creo que es a tí a quien hay que hacerle esa pregunta.
A: Noooooooo, ni pa cuando. Ni he pensado en esa idea, ni pretendo considerarla en mucho tiempo más. Y si me llegara a casar, no te preocupes, te aviso con harta anticipación para que empieces a juntar plata para el regalo.
P: Ya, gracias.

Pepinot empieza a hundirse en su asiento. Mira de reojo el mail, el celular, el reloj, el teléfono.
Siguen hablando.
De pronto, las pausas se hacen muy pesadas. A se da cuenta que es super imposible que esa conversación dure mucho más. Pepinot ya está hablando a niveles inaudibles. Y A conoce ese síntoma. En cualquier segundo ella podría salir por un café y volver el próximo año.

A: Bueno, me voy. Sólo venía a saber cómo estabas.
P: Estoy bien, gracias.
A: Así la veo. Cúidese.
P: Tú también.


A se levanta y se acerca para despedirse con un beso. Tan cortés, él como siempre.
Pepinot, como siempre, tiesa como palo, se presta para el gesto. Y ni siquiera lo ve desaparecer, porque no está mirando. Nunca lo mira mucho en realidad.


Hay despedidas que se repiten hasta el infinito. Las mismas palabras, los mismos gestos, las mismas miradas desviadas, la misma tirantez.

Por qué?

2 Comments:

Blogger Oscar said...

uy saori... de verdad que estas iluminada. Yo cada vez me inclino mas por tu segunda opción...
tu que crees pepinot???

1:01 PM  
Blogger Pinot Noir said...

Creo, Oscar, que nuestra Saori se vuelve cada vez más sabia. La lata es que, independiente de las razones detrás de ciertas actitudes, a veces los resultados (o la solución), son los mismos: Let it go.

...

2:43 PM  

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