Tuesday, June 20, 2006

El Sur (Pepinot-Heidi-extreme)

Hablemos de algo que me pone feliz con sólo imaginarlo.

El Sur de Chilito.

Es tanto lo que me gusta que me pasan cosas tan estúpidas como emocionarme y cantar (tararear) toda la canción del comercial de Colún, ese con los parquímetros en medio del arroyo y el arlequín escupiendo fuego en medio del bosque. O como que vez que ando por los alrededores de Osorno y veo a las vaquitas pastando en las praderas aledañas al lago Llanquihue, no se... me baja una alegría/emoción infantil tipo Heidi cuando se pone feliz y empieza a gritar Viva! Viva!, brincando y dando volteretas en el pasto igual que las cabritas, y ríe, y corre como loca cerro abajo, como si fuera a estallar de felicidad... eso mismo me pasa. Con la diferencia que ya estoy medio grandota para andar dando espectáculos ante gente que no sea de mi confianza (lo que me ha obligado más de una vez a reprimirme ridículamente).

El sur es una prodigiosa síntesis de todo lo que más me gusta en esta vida: montañas, volcanes, nieve, cascadas, glaciares, lagos, ríos (cualquier tipo de agua dulce y TODOS los deportes que se puedan hacer en ellas, partiendo por el simple placer de nadar), bosques, cabalgatas, lluvia, sol, nubes lindas (esas del tipo mota de algodón que uno nota cómo avanzan en el cielo), salmón (haaaaarto y rico), chocolate caliente, kuchen, strudel, miel, quesos Cuinco, chimenea, excelente justificación para cualquier brebaje alcohólico (para pasar el frío)... uy!!! ya me emocioné otra vez.

Con todos mis grandes amores (3) he escrito algún capítulo más que importante en algún paraje sureño: A me enseñó a esquiar en las Termas de Chillán, conocí a Walter en Futaleufú.
Con G - el amor de mi vida, así de cebolla - nos fuimos una semana a recorrer el sur cuando aún no llevábamos dos meses pololeando. Y aunque, en estricto rigor, ese viaje califica como una tragedia de proporciones, nunca olvidaré mi primera estadía en las Termas de Puyehue, o el circuito alrededor del Lago Ranco (notable Riñinahue), o el bowling más original en el que he jugado (Hotel La Unión), o aquel atardecer en Curiñanco, cerca de Valdivia.

En el sur me pasan cosas fuertes. Como que todas las emociones las siento más intensas, como que ese paisaje lavadado y renovado una y otra vez por la exhuberancia de su clima y vegetación, me hace sentir niña otra vez. Sin miedo. Como cuando uno aprendía a andar en bicicleta, a andar en patines, a nadar, sin una pizca de miedo a ahogarse, a la caída, al golpe, al machucón, a la costra. Si me caía, me volvía a parar, y lo volvía a intentar, y perseveraba, hasta que me superaba, y terminaba rendida al fin del día, cansada de tanto jugar, pero echa un experta en lo que me propuse. Y después la costra se cayó, y a lo mejor quedó alguna marca, alguna cicatriz, sin ninguna importancia. Cuánto nos cuesta atrevernos de viejos a aprender alguna disciplina deportiva nueva, casi exclusivamente por el temor a dañarnos, a lesionarnos, o por la comodidad de parecer "maduros", "cuerdos", "sensatos", "ubicados".
Algo tiene el sur que me da toda la valentía para hacer todo tipo de locuras outdoors, la misma que me falta en mi vida cotidiana para cosas tan simples como decir lo que siento.

Es que a mi corazón ya se le quitó lo extreme. Posted by Picasa

3 Comments:

Blogger Soorikeit said...

que seria de tu historia si no fuera por tus amores con iniciales , no?
gegegeg
besos multiples!!!

1:58 AM  
Blogger dani said...

ahhhhhh..el sur es maravilloso!,valdivia, puyehue, todo los lagos, pangipulli...ahhhhh...que de recuerdos de mi infancia, veranos lluviosos en medio de bosques y comida rica!! jaja :D
El sur es eso, magia:)

saludos sureños

11:19 PM  
Blogger Oscar said...

el sur....
No hay nada como el sur...

Y que pasaría si forzaras a tu corazón a llegar a lo extreme

1:38 PM  

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