Tuesday, August 09, 2005

Entrecopas

Falta un día. Sólo un día más y ya.
Me imagino que la espera de lo que va a suceder manana es lo que me tenía medio fuera de foco. No he sido precisamente muy agradable estos días, pero estar con Jess siempre me mejora de todos mis achaques, o de casi todos.
Ya regresó de USA, y Baby regresó caminando solito, como si la visita al país de origen de su madre le hubiese llenado del mismo valor aventurero que ella expele hasta por los poros, y está totalmente lanzado a descubrir y conquistar el mundo.
Hoy fuimos a un seminario relacionado a nuestro tema, el vino, y Jess no para de disparar ideas a quemarropa!!! Con un poco de suerte lograremos concretar al menos un par de ellas...
La verdad es que el seminario estuvo entretenidísimo, con al menos dos charlistas de lujo. Además probamos dos íconos, Terrunyo Carmenere 2001 y Casa Lapostolle 2000 que estaban realmente notables, para ser Carmenere, digo.
El Carmenere no es una cepa que me fascine, de hecho me cansa bastante luego, como todos los tintos full-body, aunque como chilena debiera ponerme la camiseta y tratar de convertirlo en nuestra flagship. Lo siento, creo que moriré presa del primer y gran amor de mi vida, o sea, el Pinot Noir. Aunque últimamente estoy sosteniendo un coqueteo que amenaza con convertirse en una relación más seria con el Syrah. Mi flechazo se produjo al probar el Syrah Single Vineyard de De Martino 2003...
Pero volviendo al Carmenere, los vinos que probamos, siendo dos de los mejores representantes que tiene Chile de esta cepa, son especialmente concentrados y densos. Un color que ya viró del violáceo a un rojo rubí - producto de la guarda - caracterizó a ambos.
Pero claramente me quedo con la creación de Ignacio Recabarren, ese artista en vinificación entretenida. Sus vinos son completamente inolvidables. Como buena chilena, solía abominar de los blancos con madera, hasta que probé su Amelia. Qué delicia. Esas notas de mantequilla y nueces, con una acidez perfectamente balanceada, que permitía apreciar un plátano con miel y un pomelo tirado a mandarina... guau, qué vinazo.
Y este Carmenere Terrunyo derrocha elegancia y un largo final de boca. Una nariz que primero se mostró dominada por el tabaco otorgado por alguna delicada pero bien definida madera francesa, mostrando al mismo tiempo un fondo de regaliz y caramelo. Quizá algunas notas licorosas a cherry, pero cómo no con estos alcoholes tan altos que los premium chilenos alcanzan demasiado frecuentemente.
Luego, el primer sorbo. Un ataque gentil, unos taninos seductores, casi imperceptibles al comienzo, pero que luego evolucionan en boca, otorgando un dejo de terciopelo que se queda por largos minutos luego de tragar. Un retrogusto intenso, perfumado, de frutas rojas frescas, una mezcla de ciruelas, mora y arándanos. Totalmente encantador. Y un aroma en constante evolución hacia notas más complejas en la copa.
Muchos elegirán ser políticamente correctos, pero como mi opinión anónima no le importa a nadie, me siento feliz de cometer el sacrilegio - para algunos -, de decir que el Clos Aplata me pareció bastante menos que el Terrunyo. Me molestó en la boca, lo encontré desequilibrado, con una acidez chillona y unos taninos muy cargantes, que persisten todo el rato sin finalmente armonizar con el resto de la estructura del vino, muy notable, por lo demás.
Pero Jess dio en clavo con el verdadero motivo de mi desagrado... es muy francés!!!!!!!!
jajajajaja, recién anoche nos estábamos riendo de ellos. Que me perdone la France pero debo decir que los franceses me caen bastante mal. He conocido y trabajado con varios de ellos, y no son precisamente nice. Son muy chauvinistas y quisquillosos, se creen que tienen el monopolio o receta de los mejores vinos, y al resto simple y llanamente nos miran en menos. Son unos mujeriegos - la mayoría - de primera línea, con pocos reparos morales; tengo la sensación que ven a las mujeres como objeto y nos creen intelectualmente inferiores. Las francesas también tienen una moral bastante flexible y son más bien frías. Pero claro, es sólo mi experiencia, puedo estar totalmente equivocada pero es lo que a mí me ha tocado percibir. Y sus vinos son igual de pretenciosos y muchos de ellos sobrevalorados hasta la exageración. Porque sí, debo decir que un gran porcentaje de los vinos franceses son MUY malos, para los estándares de buenos vinos que estamos produciendo en Chile. Pero para la mayoría, continúan constituyendo un mito. Por suerte el mercado internacional está diciendo otra cosa y los vinos del nuevo mundo tenemos bastante más que decir en este nuevo contexto.
El único que francés que he conocido y que me ha caido bien es Jean-Valerie, pero él no cuenta porque vivió parte de su infancia en Argentina y ahora vive y trabaja en NYC, viajando constantemente a Sao Paulo sólo por darse el gusto de disfrutar de esta cultura latina que tanto le gusta. Una excepción que confirma la regla.

Definitivamente el vino me inspira.

3 Comments:

Blogger dani said...

de vinos se la nada,pero escuchándote,mas bien leyendote, dan ganas de saber más .
jeje..al leerte me parece estar escuchando a Pau Giamatti en "entrecopas"(Sideways)
;o)

8:16 PM  
Blogger Pinot Noir said...

Querida Kit, a mis amigos les dio ataque de risa cuando apareció esa película, porque algunos de los parlamentos del protagonista eran idénticos a algunos de mis speechs pro-Pinot Noir. La verdad es que mi vida profesional, muchas amistades y algunos de mis pasatiempos giran en torno al vino. Es un tema cautivante en verdad, si quieres leer algo más del tema a nivel nacional, te recomiendo www.chilevinos.com, un buen approach al tema.
Besos
Pepinot

10:24 PM  
Blogger Oscar said...

... está clarísimo que el vino te inspira...
Saludos

8:01 PM  

Post a Comment

<< Home

PPH
PPH