Regalos de Navidad

Mi comentario frívolo de la semana será sobre el clima.
¿qué significa lluvia en diciembre, acá en Chile, en la zona central?
Más encima, hoy echaron a andar el AC en la oficina, y debido a mi termostato malo de fábrica, me moriré de frío este verano, para que todos mis acalorados (calientes) colegas sean felices. No es justo.
Siguiendo con la locura del clima, podría nevar para Navidad. Eso sí que sería entrete.
Este finde hago el árbol de pascua.
Y escribo mi carta al Viejito. Lo único que temo es que me mande otra de vuelta, diciendo que ya estoy sobregirada de regalos materiales y espirituales, que he tenido demasiada suerte y que he sido demasiado feliz. Que qué más quiero.

Y yo no tendría más que estar de acuerdo, que reconocer que sí, que tiene toda la razón.
Entonces, mejor me pongo a pensar en los regalos que tanto me gusta comprar para esta fecha. Para mi familia, para mis amigos. El año pasado les regalé la decoración de la casa, este año creo que será una hamaca. O tal vez no, podría ser una mala idea. Me podría recordar a otra, la de mis recientes vacaciones.
Diablos, tendré que pensar en otra cosa.

Mi regalo llegó adelantado, en todo caso. Un par de ojos que no paran de perseguirme desde hace un rato. Por más que me oculto, siempre me pillan, me preguntan, me analizan, me ponen debajo del microscopio. Más bien SON un microscopio, o rayos X, te atraviesan sin que puedas enconder nada. Y no me queda más remedio que cerrar los míos o no mirarlos cuando me están mirando.
Nunca me había pasado. No es agradable. No me relajo. Pero me gustan.
Pero me asustan.
Raro, muy raro.
Y ya le tengo un regalo a mi regalo. Le voy a regalar El Principito. Para que aprenda, si es que le interesa, a domesticarme.
Pero yo no se si quiero que me domestiquen.