Los imponderables de la cuadratura

Si po, y a la super cuadrada le roban nada más ni nada menos que la billetera por la flojera de no dejar la cartera y chaqueta en guardarropía en una disco repleta de gente... QUE RABIAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
Bueno, hay que aclarar eso sí que la capacidad de discernimiento andaba medio nublada, pero no por un pisco sour y una piscola (fui una lady) - MAL PENSADOS!!! - sino por... la compañía.
O sea, la música también cooperó, con JLo y Beyoncé sonando ya estaba en el climax de mi performance, y el acompañante se portaba a la altura.
El... ejem... acompañante en cuestíón ya me había cachado una vez en un muy contenido pseudo-intento de pataleta, entonces no iba a corroborale sus peores presentimientos mandándome el show del siglo, así que resignadamente traté de tranquilizarme, autoinsultándome internamente con todos los garabatos conocidos y algunos recién inventados, enfriando la cabeza y resolviendo los detalles prácticos de tan lamentable final a una noche bastante simpática.
Y bueno, al avisarle a los guardias, luego de las miradas irónico-piadosas de rigor, me dijeron que llamara/volviera cuando el boliche comenzara a hacer el aseo - 7 am - porque lo más probable es que se encontrara mi cartera pero sin la plata por supuesto.
Bueno, nada que hacer.
Miré a mi amigo y lo primero que atiné fue a pedirle que me acompañara a bloquear todo lo bloqueable, mientras trataba de dimensionar la magnitud de la pérdida y cuánto me demoraría en comprar/renovar/solicitar/mandar a hacer todo lo que había perdido...
El primer detalle práctico que me asaltó fue cómo volver a casa. No tenía nada de nada, ni siquiera las llaves del depto.
Ni en mi estado de desesperación más extremo se me ocurriría ir a tocarle el timbre a mi HERMANO a las 4:30 am después de haber llegado la noche anterior a las 5:45 am - por andar carreteando con el mismo... ejem... amigo.
Miré a mi amigo, quien leyó mi mente y, luego de asegurarme que estaba convencido que al menos parte de mis cosas aparecerían, sugirió que fuéramos a su casa - que quedaba super cerca del desdichado lugar de mi desgracia - e hiciéramos todos los trámites por Internet y llamadas a fonos de emergencia, y luego esperáramos hasta las 7 y fuéramos a ver si habían aparecido mis cosas, quien sabe si hasta con las llaves incluidas. Total, por último podía tocar a el timbre a una hora más "decente" como las 7 am en lugar de las 5... pareció razonable.
Sólo que había cierto lapso de tiempo que llenar mientras tanto.

Y bueno, no era tan complicado pensar cómo hacerlo, ya que la noche anterior por fin el delgado límite de nuestra amistad había desaparecido con un abrazo y un ultra pensado-regaloneado-indeciso beso de mi parte.

Frase de esa primera noche:
"...mientras caminábamos, tenía tantas ganas de abrazarte... pero me parecías tan lejana! yo sólo quería saber cómo era tomar tu mano..."

Mensaje al día siguiente:
"Niña, hola. Ayer fue una linda noche. Espero que hayas descansado. Y era Euphoria de Calvin Klein. Un Beso. F."

Mientras jugaba con su pelo, miré por la ventana cómo empezaba a irse la noche y me di cuenta que ya era hora de llamar y ver si mis cosas finalmente habían aparecido.

Y apareció la cartera, con todo menos la billetera.

Después de todo, no era un resultado tan malo.

Menos viendo un suave amanecer santiaguino, con mi mano capturada por otra mano mientras pasaba los cambios, y un adormilado beso de buenas mañanas como despedida.

No, en realidad no estuvo tan mal el descuadre.