Wednesday, June 29, 2005

Vaina y gateo

- Happy Hour?
- All right, girl! wherever you say it'll be fine
- Let's go to the Ritz, it's pretty close from here
- It sounds good to me, let's go then...

Jess instala a Baby en el coche y bien abrigados partimos los tres al encuentro de esas conversas que tanto disfrutamos. Porque estoy segura que Baby ya cacha todo todo.
El lugar da lo mismo, pero no es detalle menor. Tras ser ceremoniadas al por mayor en el hall, nos adentramos en el Lobby y avistamos a un par de amiguis conversando verdaderamente y mucho del resto del zoo en vitrina, intentando articular algún diálogo que justifique y esconda la ansiedad por ser visto pero que igual es delatada a través de ojos que se apartan de interlocutores tan ocupados como ellos en idénticos afanes. Qué fashion.
Baby mira, mira y mira, se mueve y parte en su incursión de rigor. Es que está que se larga a caminar solito y con sus manitos agarra cualquier cosa que le permita avanzar hacia sus objetos de deseo. Está aprendiendo a caminar.
Encontramos un lugar a nuestro gusto, ordenamos rápidamente y abrimos la llave.
Y me pongo cebolla. Jess se va un rato a visitar a su familia en USA y yo me siento algo huérfana. Es que en medio de este misplacement, hay un espacio de mí que fluye libremente cuando nos juntamos, conversamos, nos reímos, carreteamos, pero también cuando compartimos nuestras esperanzas, nuestros miedos, nuestros sentimientos duros, nuestras incertidumbres.
Nunca olvidaré las circunstancias por las que atravesábamos cada una cuando se cruzó en el camino de la otra. Serendipity que le dio el marco y pauta a nuestra amistad.
La voy a echar de menos. Se que vuelve pero se que se irá otra vez, probablemente para no volver. Eso es lo que ella quiere.

- Come on, you wanna get out of here as well!
- Yes I do, but for different reasons

Ahora lo pienso y veo que no, que mis razones no son muy distintas. Nuestras situaciones son distintas, pero nuestra inquietud es parecida, es sospechosamente similar, as a matter of fact. Puede que incluso su naturaleza misma se idéntica.
Le digo que igual estoy feliz por ella porque se que está homesick y que le hará bien ver a su gente. Los extraña tanto... puedo verlo en sus ojos cuando habla de home. Le digo que seguro que todo va a cambiar cuando encuentre acá un trabajo que le guste, con el que pueda emplear su mente en algo extra al cuidado de Baby. Ella también lo cree pero no se convence.

- Cheers! qué rica la vaina... medio cargadita no más, jejejejeje

Se aliviana la densidad. Y ella de pronto saca una cajita.

- Your belated birthday's present...

Yo le había llevado su regalo de cumpleaños adelantado, un Viognier Cono Sur Vision 2003. Esa es otra, ella disfruta tanto regalando como yo.

- What is this???
- Open it up... I hope you like it.

Of couse que siempre me gustan sus regalos y adoro aún más sus wrappings. Para Navidad me regaló un libro de Chagall, ella tuvo la delicadeza de recordar que me gusta tanto ese pintor.

- Ohhhh, they are so beautiful... thanks, girl...

Unos aros hermosos, de plata, delicados, hippientos...
I'm touched.
Nos reímos, apuramos las vainas, conversa, conversa, sorbo, sorbo.
Y Baby ya agotó su perímetro. Pero quiere ir más lejos. Jess lo toma en brazos, le da volteretas, le habla, lo besa, lo mima. Nunca en mi vida he disfrutado tanto viendo a un baby ser regaloneado, atendido y estimulado como cuando veo a Jess y Andy con Baby. Como que ellos se transforman junto con él, se convieten en versiones mejoradas de sí mismos para regalarle a su hijo lo mejor de ellos mismos, y mostrarle un mundo lleno de color, música y sabores, preocupados de enseñarle que la vida es toda una aventura llena de tesoros por ser descubiertos, que no tema, que ellos están ahí, no para sobreprotegerlo o aislarlo dentro de un medio aséptico de microbios y peligros o para garantizarle una vida libre de temores, frustraciones y penas, sino para mostrarle que estos peligros existen, para que aprenda a identificarlos y para que no se transformen en un estorbo en su camino. Que sean un obstáculo que él aprenda a saltar.
Y todo eso sin palabras. Un amor no hablado sino actuado, expresado en acciones, en hechos tangibles, en construcción de historias. Y Baby entiende todo. Por eso digo que ya las cacha todas...
Ahora es mi turno, yo agarro a Baby y lo llevo a pasear por el Lobby.
Eso fue lo que pensé en ese momento. Qué ilusa. Sus manitos tiraban de las mías, pero ellas eran sólo un apoyo para él, él las dirigía. Porque sí que sabía dónde quería ir.
Baby me llevaba. Sus pasos me guiaban, yo sólo lo seguía, prestándole mis manos.
Baby me guía al piano. Baby, lees mi mente, pensé. Yo también amo la música; esa música nos atrajo como a los ratones al flautista del cuento. Y mientras él observa al pianista, mi sonrisa es de un tamaño sólo comparable con el tamaño de los ojazos azules de Baby, todos abiertos e hipnotizados por esa ejecución musical. Qué placer.

Y volvemos a nuestro sillón junto a Jess, el tiempo se acaba, es hora de partir.
Baby, gracias por enseñarme a ayudarte a caminar.
Me enseñarías a gatear?

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